.
El examen del estado neuromuscular es para verificar si el aspirante padece alguna limitación motora que le impida el manejo normal del volante y de las diferente palancas o pedales que se precisa para la conducción o aquellas que impidan el normal manejo del arma.
Dos son las causas por las que, desde el punto de vista neuromuscular, una persona se le puede impedir la obtención o renovación de un permiso o licencia de conducción o de armas: la epilepsia (por que puede cursar con cuadros de perdida de conciencia) o por un déficit motor.
El examen del estado neuromuscular es para verificar si el aspirante padece alguna limitación motora que le impida el manejo normal del volante y de las diferente palancas o pedales que se precisa para la conducción o aquellas que impidan el normal manejo del arma.
Las limitaciones pueden deberse a una limitación en la fuerza (parálisis, paresias), coordinación (ataxias, alteración vestibular o alteración en la sensibilidad profunda) o en la ejecución de los movimientos (lentitud de los movimientos, espasmos, temblores, etc.).
Las Enfermedades que pueden dar lugar a un déficit motor son:
Anamnesis:
Padece de mareos o vértigos, se ha desmayado o ha pierdo el conocimiento. Ha notado si ha perdido fuerza, tiene temblores o dificultad para moverse o caminar. Alguna vez ha tenido parálisis (dificultad para mover alguna extremidad, para andar, hablar o escribir. Tiene dolor, pinchazos, hormigueo o entumecimiento en alguna parte del cuerpo. Ha sufrido traumatismos o intervenciones cráneo- encefálicos, ha estado en coma, tiene epilepsia, etc.
EXPLORACIÓN:
Inspección.
Deberemos observar si presenta signos (cicatrices) por traumatismos o intervenciones cráneo-encefálicos, valorar su actitud, la expresión de su cara, el habla, la movilidad, la marcha y si existen movimientos anormales involuntarios (temblores o espasmos), etc.
Habla:
Si le cuesta articular la palabra o lentitud al hablar. Esto nos orientará hacia si padece Parkinson o secuelas de AVC.
Postura:
Sentado, de pié y marcha. Con el aspirante sentado valoraremos la posición normal del cuerpo, de las extremidades y si existe alguna déficit que impida una posición normal para la conducción (contracturas espásticas, sacudidas, etc.) . Si le hacemos poner de píe con los píes juntos y los brazos colgando, podemos observar problemas para mantener una postura normal estática (en enfermedades musculares, neurológicas, etc.), o si le indicamos que cierre los ojos y que procure mantenerse sin moverse, podemos observar si se desvía del eje central o si es incapaz de mantenerse en esa postura, esto puede orientar hacia una patología (del aparato vestibular, cerebelosa, etc.), si observamos en los brazos y manos podemos observar si existen temblor o espasmos lo que nos orientaría hacia el Parkinson.
Marcha:
Al explorar la marcha prestaremos atención a la amplitud de los pasos y si son simétricos si no pudiera padecer (Parkinson, secuelas de AVC, déficit motor por enfermedades musculares o neuronales). Observar el acompañamiento del balanceo de los brazos al caminar, su ausencia o disminución puede ser sugestivo de parkinson, observar si arrastra la punta de los píes siendo sugestivo de AVC, o enfermedades neuromusculares (poliomielitis, etc.).
Pares craneales:
Observaremos la cara y los ojos. En la cara valoraremos la existencias de asimetrías, lo que nos orientara hacia AVC, y la falta de expresividad o de parpadeo lo que nos orientaría hacia el Parkinson. Observaremos los ojos y valoraremos la existencia de estrabismo (paralítico o no) o nistagmus (por disfunción vestíbulo-cerebelosa).
Sistema motor:
Deberemos valorar la masa muscular (hipertrofia o atrofia), movilidad voluntaria activa y pasiva (disminuida o ausente), la fuerza (debilidad o ausencia), el tono (hipertonía o hipotonía), la coordinación (ataxia), los reflejos (hiperreflexia, hiporreflexia o arreflexia), la sensibilidad superficial y profunda (hiperestesias, hipoestesias, anestesia, dolor) y si existen movimientos anormales temblores, espasmos, etc. (finos, grueso, voluntarios, involuntarios, estáticos o de acción).
Normalmente deberemos valorar la movilidad y la fuerza el resto de exploración se deberá realizar si en la exploración normal se aprecia un trastorno en la posición estática, en la marcha, en la coordinación, en la movilidad o en la fuerza.
El examen del estado neuromuscular sirve para verificar si el aspirante padece alguna limitación motora que le impida el manejo normal del volante y de las diferente palancas o pedales que se precisa para la conducción... Las
limitaciones pueden deberse a una limitación en la fuerza (parálisis, paresias), coordinación (ataxias, alteración vestibular o alteración en la sensibilidad profunda) o en la ejecución de los movimientos
(lentitud de los movimientos, espasmos, temblores, etc.).
La naturaleza de las secuelas neurológicas condiciona en buena medida la aptitud para seguir conduciendo. Por ejemplo, la presencia de negligencia visuoespacial izquierda tras lesiones vasculares del hemisferio no dominante es una de las variables que con mayor frecuencia incapacita a un paciente para retomar su coche.
El examen del estado neuromuscular sirve para verificar si el aspirante padece alguna limitación motora que le impida el manejo normal del volante y de las diferente palancas o pedales que se precisa para la conducción... Las
limitaciones pueden deberse a una limitación en la fuerza (parálisis, paresias), coordinación (ataxias, alteración vestibular o alteración en la sensibilidad profunda) o en la ejecución de los movimientos
(lentitud de los movimientos, espasmos, temblores, etc.).
La naturaleza de las secuelas neurológicas condiciona en buena medida la aptitud para seguir conduciendo. Por ejemplo, la presencia de negligencia visuoespacial izquierda tras lesiones vasculares del hemisferio no dominante es una de las variables que con mayor frecuencia incapacita a un paciente para retomar su coche.
En el reglamento de conductores que rige en España, uno de los tres ámbitos de competencia básicos explicado para la obtención/revisión del permiso de conducir, está referido a las “aptitudes perceptivo Motora” y esta explora dimensiones como:
Ahora bien, dentro de los trastornos que es posible explorar dentro de esta área, nos encontramos que en la población anciana el trastorno mental y de conducta que tiene una mayor incidencia que en el resto de la población general de conductores es la Demencia, seguido muy de lejos por los trastornos del ánimo y de la personalidad, como pueden ser los indicios de ansiedad, introversión social o depresión.
Por otro lado, en relación con los déficit en las capacidades motoras y que tienen una mayor exploración en el apartado de aptitudes perceptivo motora, recientes investigaciones (Stelmach y Nahom, 1992; Brouewer y Ponds, 1994), indican que existe una correlación entre el aumento de edad y un acusado enlentecimiento en la ejecución motora, un aumento en los tiempos de reacción y una peor coordinación Visomotora. O lo que es lo mismo, una peor destreza y precisión en la conexión entre información visual y las acciones dado que esta se definiría como la habilidad del sujeto para coordinar y disociar los movimientos de cada mano, al interactuar con una estimulación visual dinámica y continua. Estas dificultades traen como consecuencia que los conductores mayores inciden y ejecutan los movimientos con una mayor lentitud y una menor precisión que los conductores más jóvenes.
Este hecho se pone de manifiesto en determinados aspectos de la conducción como, por ejemplo, la continua identificación de estímulos y la subsecuente selección de la respuesta que implica conducir (Sivak, 1955). Ante esta circunstancia, los ancianos encontrarán mayores riesgos que los conductores más jóvenes cuando se encuentren ante dos o más opciones para actuar.
En cuanto a las variables relacionadas con la ejecución del movimiento también se produce un enlentecimiento asociado a la edad. Así, dada la peor integración de las respuestas sensorimotoras que llevan a cabo los ancianos, por ejemplo, puede resultarles dificultosa la integración de acciones tan básicas como colocar el espejo retrovisor al tiempo que tuercen la cabeza. Todos estos datos apoyan hipótesis como la de SALTHOUSE¨S, que defiende que todos los procesos cognitivos-motores se enlentecen aproximadamente en la misma proporción conforme aumenta la edad. Respecto a que la implicaciones tienen estos déficits en las habilidades cognitivo-motoras sobre la conducción de los ancianos, aun cuando estos puedan ser reversibles mediante el entrenamiento, la práctica u otro tipo de intervención (SPIRDUSO, 1982), faltan tantos estudios sobre la influencia del aumento en el tiempo de reacción, como estudios que examinen la influencia de la pérdida de fuerza muscular y de coordinación de las extremidades de los ancianos (Monteagudo y col, 1999).
Estos resultados son válidos para entender las dificultades en la conducción de vehículos derivada de déficits motores, pero el deterioro de la movilidad también afecta enormemente al peatón anciano: la marcha lenta y menos segura se acompaña a veces de menor atención a los estímulos que le rodean y menor capacidad para rectificar movimientos ya comenzados –situación ésta que puede ser fatal en la situación de cruce de la calle–
En cuanto a las dificultades de los conductores ancianos en sus capacidades cognitivas, no se produce un deterioro notable a no ser que exista una alteración neurológica que dé lugar a trastornos cognitivos como la demencia, pero sí se constata que las personas mayores tienen más dificultad para lograr una adecuada competencia cognitiva. Algunas de estas dificultades modifican la situación del anciano frente al medio, dificultándole su relación con el entorno de tráfico: por ejemplo, se produce una mayor lentitud en la capacidad de respuesta, una disminución en la capacidad de fijación y memorización de información nueva y dificultades en el aprendizaje.
Estas dificultades destacan especialmente en situaciones de sobrecarga de información-circunstancia esta última que define tanto a la conducción urbana, como a las situaciones de cruce en las grandes ciudades–, donde existe una mayor dificultad para recoger, procesar y retener la información en su totalidad, por lo que habitualmente ésta es reducida y simplificada para poder emitir respuestas adaptativas. Aunque en las tareas relacionadas con tráfico se ponen en marcha todos los procesos que integran el sistema cognitivo humano, nosotros destacaremos en este contexto aspectos relacionados con pérdidas en memoria y atención.t.
Enfermedades Neurodegenerativas
Síntomas, Diagnóstico aproximado y Consejos para detectar enfermos con problemas neurodegenerativos
Utilizamos cookies para mejorar el funcionamiento de la web, elaborar informes estadísticos y facilitar la carga de imágenes y vídeos. Puedes aceptar o configurar de forma personalizada su uso. Para más más información puede consultar nuestra política de cookies.