Existen evidencias de que el padecimiento de enfermedades crónicas, en general, condicionan un mayor riesgo para sufrir accidentes de circulación, aunque éste es pequeño y no sólo son las enfermedades las que lo condicionan sino también los medicamentos empleados en el tratamiento de las mismas.
La conducción de vehículos y especialmente los transportes públicos o de materiales peligrosos requieren de un buen estado de los siguientes sistemas de nuestro complejo organismo:
- sistema nervioso, en lo que se refiere al estado de conciencia y capacidad de atención;
- sistemas sensoriales, especialmente el sentido de la vista y de la audición y
- sistema musculo-esquelético.
Dentro del sistema endocrino-metabólico, la diabetes Mellitus principalmente, pero también otras enfermedades, puede afectar a la conducción de vehículos por alteración de los sistemas antes mencionados.
La definición de Diabetes Mellitus integra a un grupo de enfermedades metabólicas caracterizadas por la presencia de hiperglucemia que están provocadas por una amplia gama de defectos en la secreción de insulina, en la acción de la insulina (supresión de la producción endógena de glucosa por el hígado y utilización periférica de glucosa) o, en algunos casos, por la coexistencia de ambos a la vez.
En 1997, la Asociación de Diabetes Americana (ADA) y un comité de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboraron la clasificación de la diabetes vigente en la actualidad que distingue 4 grupos principales:
- Diabetes Mellitus tipo 1, asociada a la destrucción autoinmune o idiopática de las células beta pancreáticas.
- Diabetes Mellitus tipo 2, la más común, debida a la suma de alteraciones en la acción de la insulina (resistencia) con un defecto secretor de la célula beta pancreática.
- Oros tipos específicos de diabetes, las menos comunes, en los que existe una causa claramente identificable de la enfermedad como son los defectos genéticos, las enfermedades del páncreas exocrino, las inducidas por infecciones, drogas o compuestos químicos, defectos inmunológicos poco comunes y síndromes genéticos con diabetes asociada.
- Diabetes gestacional, aquellas que se diagnostica por primera vez en la gestación, independientemente de su evolución posterior.
La diabetes Mellitus es una enfermedad crónica que se asocia con la aparición a medio o largo plazo de complicaciones. Unas son específicas de esta enfermedad como es el daño microvascular que afecta fundamentalmente al riñón, los ojos y el sistema nervioso; y otras, no específicas de la diabetes, relacionadas con el desarrollo precoz de arterioesclerosis, son las complicaciones macrovasculares: cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular o enfermedad vascular periférica. La importancia del daño macrovascular ha hecho que se empiece a hablar de la diabetes Mellitus como de un estado que provoca una muerte cardiovascular precoz, asociado a hiperglucemia crónica y, también en ocasiones, a ceguera e insuficiencia renal crónica.
Además de la aparición de complicaciones crónicas, el paciente diabético puede presentar de forma aguda: hipoglucemia por descenso brusco de los niveles de glucemia o hiperglucemia por elevación mantenida de la glucemia con o sin cetosis.
La seguridad vial está condicionada por el factor humano en un 70%-90%. La capacidad de conducción del sujeto depende de la agilidad psicomotora, una función visoespacial adecuada, un rápido procesamiento de la información, un nivel de vigilancia o atención adecuado y sentido común.
En el caso de la diabetes Mellitus el riesgo de accidentalidad se ha centrado en la presencia de hipoglucemias. La hipoglucemia, por las manifestaciones asociadas a neuroglucopenia, provoca alteraciones visuales-perceptivas y cognitivas de interés en seguridad vial. Otras manifestaciones descritas son alteración en el control de la dirección y la trayectoria, falta de atención, somnolencia, cansancio y lentitud en los tiempos de reacción. Además de la hipoglucemia, la aparición de complicaciones crónicas, fundamentalmente la retinopatía o la neuropatía diabética, tanto periférica como automática, deben ser muy tenidas en cuenta al valorar la capacidad de una persona con diabetes para conducir con seguridad.
